Caso: El examen de geografía
Cuando
trabajaba como profesora de Lenguaje y Literatura en una Institución Educativa
de varones del centro de la capital, me sorprendí de lo que comprendían mis
alumnos de segundo año cuando decían leer.
Una tarde
ingresé al aula, luego del cambio de hora y, como nunca, los chicos
aprovechaban el tiempo leyendo. Estaban “animados” a leer aunque su motivación
era externa: la próxima hora tendrían examen de Geografía del cuarto bimestre,
sobre las regiones naturales o pisos altitudinales, y allí se jugarían el “42”.
Leían,
como rezando, repitiendo y repitiendo una frase tras otra. Los saludé y casi al
unísono dijeron: “¡Nooooo!”, “¡Por favor, denos la hora libre porque tenemos
que “chancar”! Entonces, -argumentos van y argumentos vienen-, transé con
ellos: desarrollaríamos la clase de lenguaje leyendo el texto de geografía.
Luego de
un tiempo prudencial, inicié las preguntas: “¿Sinónimo de costa?”, “¿Cuántas
regiones naturales hay?”. Fue grande mi sorpresa cuando les pregunté por las
características de la selva baja, “su exuberante flora y fauna, señorita”.
- “¡Bien! ¿Ejemplos de flora?”
- “Orquídeas, rosas, geranios, claveles... mmm”.
- “¡Chicos! ¿Y sus carpetas de qué están hechas?”
- “¡De árboles, pero usted ha dicho flora!”
Luego de leer el diccionario cayeron en la cuenta que flora es relativo al reino vegetal.
- “¡Bien! ¿Ejemplos de flora?”
- “Orquídeas, rosas, geranios, claveles... mmm”.
- “¡Chicos! ¿Y sus carpetas de qué están hechas?”
- “¡De árboles, pero usted ha dicho flora!”
Luego de leer el diccionario cayeron en la cuenta que flora es relativo al reino vegetal.
Rápidamente
argumentaron: “Mejor, hay que seguir chancando, señorita, el profe toma
igualito al libro”. Se repitió la escena, argumentos van y argumentos vienen,
y, volví a transar, “una pregunta más y siguen estudiando”.
Llegado
al acuerdo, solté la pregunta: “¿Por qué exuberante?”. Algunos ojos pícaros se
iluminaron mientras otros se sonreían socarronamente. Al fin, uno dijo: “Seño,
le decimos, pero no se enoja”. “Es exuberante porque en la selva están las
calatitas”, dijeron unos atropellando a otros con expresiones parecidas. Ante
mí: “¿Qué?”, argumentaron: “Claro, pues, no dicen la exuberante vedette”.
Frente a
esa respuesta, me di cuenta que muchos de los ejercicios de lectura que yo
misma les había propuesto habían sido mecánicos, que había pasado por alto la
búsqueda de los significados del texto y que no había incorporado estrategias
para dinamizar sus conocimientos previos. “El próximo año lo haría”. Pero,
transcurrió el verano y me salió el contrato en otra UGEL.
Tomado
de: Ministerio de Educación. (2006). Manual de animación lectora. Página 13.
Recuperado de: http://ebr.minedu.gob.pe/des/pdfs/manualaimacionlectora_pl.pdf
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- ¿Qué recomendaciones le darías a la docente para desarrollar las competencias comunicativas?
- ¿Qué condiciones se deben tomar en cuenta para desarrollar las competencias en la escuela?
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